la quiero dejar caer y ni modo, no hay de otro modo, eres entre más estás en la Tierra, y aunque te quieras quitar
sigo apelando mi derecho al suicidio, y en mi imaginación, sigo perdiendo
no es nada placentero, y ahora el placer también sólo me causa dolor, antes era un dolor inconsciente, ahora es un constante mira todo se acaba, y mira ni comenzó, y el veredicto se me grita con silencios y mis oídos sordos me los arranco con las uñas que por fin me han crecido gracias al esmalte olor a ajo
a jijo, si esto no lo planeé nunca y por mí desde hace un chingo se hubiera acabo
—sigan pitando, hijos de su puta madre, ya mero viajan en el ruido—
aquí no es ningún lugar y todo lo hemos inventado, y por eso me guardo mis ganas de querer ser
lo acepto: no me puedo ni inventar
ni con el alma en acento creativo, ni con el espíritu muerto y obediente, ni con la cabeza llena de unicel quemándose, y contaminando el alrededor para que todos mueran conmigo
—sigan creyendo, hijos de su puta madre, a nosotros también nos llevan entre las patas de sus chingaderas de mierda—
sigan imponiendo
sigan decidiendo
obedeciendo
sucumbiendo
sigan autodestruyéndose
el sistema de vuestra imposibilidad engorda y crece en la sombra de su malestar, malgastar, mal de rockstar
¿a dónde iremos a parar?
no puede ser que tanto genio se haya suicidado, como no fueron parte de este tiempo me los imagino cayendo por el precipicio eternamente
no puede ser que estén mal
ni modo que un idiota vivo diga que está bien, ¿por qué seguiría vivo?
hasta Jesucristo se dejó matar
Mishima, Woolf, Pizarnik, Hemingway
habría que componer una canción:
puto, el que crea que en la vida hay vida
puto, el poeta que no se suicida
puto, el efímero intento de chocar contra ti mismo
si esta es una casa gigantesca de espejos, y yo me veo en el árbol, y en un poste de luz, si yo soy un helado de nieve que se cae al suelo, y una torta mal masticada atravesando las vísceras de un hombre con diabetes, entonces, al verme en todo lo que no soy y soy ya me doy
ya
adiós
ay no no no
ahora que lo entendiste, entiende que no sirve de nada y súbete al carrusel del ratón, en la que te tocó pedalear, y dale que dale y nunca llegas pero a todos nos tienes tranquilos mientras te acercas y no te acercas a la muerte, pero te cansas de estar vivo
ay ay ya yay
ya ni siquiera lloro
porque cantando me hago pendeja y no dejo salir todo lo que siento para no estorbar
ayayayay
teletransportación hacia lotro
porque no entiendo lo que debo y me doy a la primera y sin volver a intentar
de la sierra morena bajan los aires del no hay nada que perder, aquí en la maya todo es igual, un pinche juego: y rájale una bala y otra y no es para tanto porque también yo ya me voy
el acto suicida se convierte en intentar encajar en el sistema aguantando el olor a podrido de tu propio cuerpo
y los sicarios no son sólo los que matan con una pistola y balas, de acuerdo, también son los que venden mierda de autoayuda mientras te joden más, y ellos logran escalar en la mayita, de acuerdo, el que se está haciéndose rico es porque está aplastando a un chingo que se han dejado morir: todo por no pelear
ay tanto sicario en el sistema pero sólo el de la pistolita es el malo: todos hemos tenido ganas de matar, por lo que sea, porque el otro es un idiota o un déspota, por lo que sea, las ganas ahí están, pero
ayayayay
estoy hasta la madre de la autodestrucción, porque ya me quedé a la mitad, y estoy agarrada de la piedra fijada en el barranco desta montaña que se está cayendo y nunca se caerá, y me cae de todo, desde crema batida, chocolate y un constante golden shower, y ya no tengo mi mascarita cínica para soportar, aguanto, aguanto y aguanto, y sólo pienso que espero el momento en que habré de soltarme al no aguantar
me empujo un poquito más, con mis palabras yo solita, a ver si caigo, a ver si tropiezo, a ver si me domestico, a ver si qué chingados con tal de salirme de mí